Después de los últimos altibajos de Woody Allen ya no sabía qué esperar con Magic in the Moonlight. Las críticas no la habían puesto tan bien como esperaba, y la verdad es que tenía miedo de lo que podía llegar a encontrarme. Sin embargo, no me pareció una película mala.
Magic in the Moonlight resulta un poco floja comparada con Blue Jasmine o Midnight in Paris; pero no es de lo peor que he visto hacer al viejo Woody. Me resultó entretenida, me reí. Es verdad que la historia tiene una resolución un poco floja, pero confieso que no me la esperaba. Estuve todo el tiempo intentando dar con el secreto de Emma Stone, y por alguna extraña razón no me esperaba que fuera tan simple. Y sí, el final edulcorado no terminó de gustarme.
Lo que más me ha gustado de Magic in the Moonlight -además de lo bonito que es el sur de Francia- han sido los diálogos que intercambian Emma y Colin Firth. Ambos me encantan, y me han arrancado unas cuantas risas. Pero no es muy difícil que ambos me hagan reír, y sus personajes no se alejan mucho de la idea que tengo de los dos: Emma con sus caretos, su forma de hablar; y Colin, ese eterno caballero inglés acartonado.
Como siempre, me ha gustado muchísimo lo que ya estoy acostumbrada a ver en el cine de Woody: la fotografía de las últimas películas me gusta mucho, la música siempre me gusta (creo que me he aficionado al jazz de tanto ver su cine), las secuencias coreografiadas... Magic in the Moonlight es bastante entretenida. No es el mejor Woody Allen, pero me lo he pasado bien viéndola.
Empiezo a creer que esto de estrenar una película al año se está haciendo pesado para Woody, y que a veces le cuesta un poco encontrar la forma de contarnos las mismas historias de siempre. Pero me alegra que, al menos esta vez, y al menos en mi caso, no me llevara una gran decepción al ver su nueva película. A ver con qué nos sorprende el próximo año.
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