Los créditos de Prozac Nation siguen pasando frente a mis ojos y, sin embargo, no estoy leyendo. Me he quedado con la mirada perdida, en un estado que define la película y el tema que trata: deprimida. Durante años sentí curiosidad por el libro, y esta curiosidad me llevó a querer ver la película. Una película que, si no llega a alcanzar el nivel del libro, casi que me convence de no leerlo: no quiero terminar en un estado peor del que me dejó su versión cinematográfica. Si bien el final es “feliz”, no puedo quitarme de encima la sensación de tristeza que me invadió durante la hora y media que dura la cinta. Por momentos sentí ganas de dejarla, de salir corriendo y respirar. Me sentí ahogada, deprimida, me sentí como la protagonista (interpretada por Christina Ricci ). Me invadió una sensación de ahogo, de claustrofobia, de pena. Me sentí mal por ella, por su madre –maravillosa Jessica Lange en el papel-, por sus amigos. Uno va por la vida diciendo que está deprimido tan a la lige...