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Mostrando entradas de diciembre, 2009

Con suficiente valor puedes sobrevivir sin una buena reputación

Gone with the wind era una cuenta pendiente de toda la vida, de esas que uno tiene en el primer lugar de la lista y con las que fantasea, pero nunca tiene la chance de realizar. Este año me prometí que iba a quitarme de encima muchas de esas cuentas pendientes, y sin embargo esperé hasta el último momento para verla. Primero, porque tenía la intención de verla el día del aniversario de su estreno (15 de diciembre de 1939). Segundo, porque no encontraba el tiempo suficiente para verla. Porque si hay algo que tengo es que soy tan testaruda como Scarlett O’Hara, y si no la veía en una sentada no me valía. Lo más increíble fue que contra todo pronóstico lo conseguí. Las tres horas y cincuenta y algo minutos que dura se pasaron volando. Si bien uno puede ver cada parte por separado –el final de la primera parte es tan memorable como el de la segunda-, verla completa es una experiencia fantástica.  Y yo, que detesto sobremanera todos los tópicos sureños y las películas con sus

Detrás de Kill Bill (Vol. 1)

Si has leído más de dos entradas de este blog, a esta altura ya supondrás que Kill Bill es una de mis películas favoritas. Si es así, tienes mucha razón. Más allá de que considero a Quentin Tarantino uno de los directores más originales por su modo de tratar las historias, la razón principal de mi fascinación con esta película se debe más que nada a otra persona: Robert Richardson . ¿Tengo que repetir que a mis ojos todo lo que toca este hombre se convierte en una obra maestra? Personalmente, creo que Tarantino tomó una de las decisiones más acertadas al contratarlo, porque su trabajo es impecable, y siempre logra a la perfección lo que los directores le solicitan. Para este film, Tarantino pretendía mantenerse fiel a las técnicas originales del género que la inspiró (imitando el estilo de las películas chinas de artes marciales de los ‘70 llamadas “wuxia”), y para eso le indicó a Richardson una lista de películas en las que debería inspirarse y basar su trabajo (incluyend

Life is a Cabaret

Un clásico de los musicales, dirigido por el mejor. Bob Fosse es capaz de mantener al espectador enganchado durante toda la película, al punto que los números musicales encajan en la historia y nos dan un respiro que permite reflexionar frente a lo que estamos viendo. Sobre todo, si pensamos que en 1972, a pesar de que el mundo ya había vivido la revolución sexual, un trío debe haber sido bastante escandaloso. El género del musical es para mí el más completo. Recuerdo que mi profesor de Semiótica e Historia del Cine insistía en la ensoñación que atraviesa el espectador, y siempre la asociaba al mundo onírico del musical. Si bien en el caso de Cabaret la música no está presente en los diálogos o no es parte de ellos, en muchas películas sí lo está. Y cuando uno se sienta a ver un musical se predispone a no cuestionar nada de él, porque ya sabemos que lo que ocurre con este género es distinto a nuestra realidad. Por eso, normalmente me encuentro criticando mucho menos a los