Anna May Wong fue una actriz bastante reconocida del cine mudo y una estrella en Europa. Sin embargo, su nombre no es uno de esos nombres que solemos escuchar cuando se habla de cine clásico. Su historia es la historia de una actriz que luchó por hacer carrera en una industria que no le daba muchas oportunidades.
Nació en Los Angeles en 1905, con el nombre Wong Liu Tsong. Su interés por el cine fue temprano: en lugar de asistir a clases, se escapaba al cine. Vivía en las afueras de Chinatown, donde se solían rodar películas y siempre se buscaban caras. Con 14 años, logró el permiso de su padre para ejercer como extra en The Red Lantern (Albert Capellani, 1919). Y no paró.
Continuó asistiendo al colegio y apareciendo en películas hasta 1921, cuando decidió dedicarse por completo a la actuación. Y ese mismo año consiguió su primer rol protagónico: The Toll of Sea (Chester M. Franklin, 1922), una de las primeras películas a color.
Anna May Wong en The Toll of Sea |
Wong tuvo la oportunidad de demostrar que era buena, y lo hizo en una película novedosa. Esto le consiguió la atención de Douglas Fairbanks, quien le ofreció un papel en The Thief of Bagdad (Raoul Walsh, 1924).
Había nacido una estrella, pero una estrella que no podía disfrutar de su éxito como las demás: las revistas podían escribir sobre ella, pero no podían ponerla en portada; no se le permitía asistir a fiestas; no podía tener un romance público (a menos que fuera con "un chino", como ella misma decía en las entrevistas); sus opciones para papeles no eran muchas (ni hablar de personajes complejos), y a veces preferían a actores latinos o europeos para interpretar a personajes asiáticos.
En 1928, harta de todo, decidió emigrar a Europa. Pensaba que allí podría encontrar más oportunidades, y estaba en lo correcto. Se estableció en Berlín y protagonizó cinco películas británicas, entre ellas Piccadilly (Ewald André Dupont, 1929), su papel más memorable.
En 1931 regresó a Hollywood contratada por Paramount, que le prometía mejores papeles de los que había interpretado hasta el momento en Estados Unidos. Uno de ellos fue en Shanghai Express (Josef von Sternberg, 1932), junto a Marlene Dietrich. Pero, aún con esa promesa de mejores papeles, se encontró frustrada perdiendo frente a Helen Hayes el protagónico en The Son-Daughter (Clarence Brown, 1932).
Y decidió regresar a Europa, donde realizó un tour por Inglaterra y Escocia, apareció en algunas películas, y se dedicó a disfrutar de las fiestas que Hollywood le negaba. En 1935 regresó a Hollywood tentada por el papel protagónico en The Good Earth (Sidney Franklin, 1937). No lo consiguió. Le ofrecieron un papel secundario en la misma película, pero lo rechazó.
Shanghai Express |
Y decidió regresar a Europa, donde realizó un tour por Inglaterra y Escocia, apareció en algunas películas, y se dedicó a disfrutar de las fiestas que Hollywood le negaba. En 1935 regresó a Hollywood tentada por el papel protagónico en The Good Earth (Sidney Franklin, 1937). No lo consiguió. Le ofrecieron un papel secundario en la misma película, pero lo rechazó.
Cansada, decidió que su siguiente destino sería China, donde no creía que la consideraran "demasiado china" para un papel. Allí se encontró con que la prensa estaba muy enfadada con la caracterización hollywoodiense del país y sus habitantes, y que la culpaban por ello.
Wong reconoció que estaban en su derecho de estar enfadados, aclaró que ella se veía obligada a interpretar a esos personajes como le indicaban, y que estaba harta de interpretarlos. Logró el perdón de la prensa y el público, y fue muy exitosa durante su estancia.
Wong reconoció que estaban en su derecho de estar enfadados, aclaró que ella se veía obligada a interpretar a esos personajes como le indicaban, y que estaba harta de interpretarlos. Logró el perdón de la prensa y el público, y fue muy exitosa durante su estancia.
A finales de los años treinta, Anna May Wong regresó a Hollywood: aún tenía un contrato con Paramount, y lo cumplió en películas de Serie B. Durante la Segunda Guerra Mundial se tomó un descanso, y regresó en los años cincuenta; pero dedicándose a la televisión.
Tuvo su propia serie en 1951, The Gallery of Madame Liu-Tsong, la primera serie americana con una actriz protagonista de origen asiático. En 1961, con 56 años, la luz de Anna May Wong se apagó; justo cuando estaba planificando su regreso al cine.
Esta es la historia de Anna May Wong, una actriz americana de origen asiático, que luchó contra lo que establecía Hollywood e intentó hacerse camino en la industria. Fue una pionera, y por eso merece ser recordada.
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