La mala más mala, esa villana que tanto miedo nos metió cuando éramos peques… pues resulta que no era tan mala. Hay dos lados para cada historia, y Disney decidió que conociéramos la historia de Sleeping Beauty desde el otro lado con Maleficent.
La Maleficent de Angelina Jolie prometía maldad, pero resulta que en realidad era una mujer con el corazón roto. Y una mujer que en el fondo era mucho más buena que en la historia original. Al fin y al cabo, se trata de Disney. La película es exactamente lo que uno espera de Disney, aunque es cierto que durante los primeros minutos pensé que iban a animarse a ir un poco más lejos.
La Aurora de Elle Fanning es muy dulce, y entiendo que la historia contada desde su punto de vista sea completamente diferente. Tiene sentido y es coherente con la versión que nos plantea Disney. Es genial que nos muestren que los malos tienen sentimientos, que hay razones para explicar la actitud y la reacción de los “villanos”, y que a veces la historia no es la que nos cuentan. Pero confieso que he tardado en asumir esta versión de la historia. Supongo que es lo que ocurre cuando te enteras de que las cosas no eran tal y como te las contaron toda la vida…
Durante la película me chocó un poco el cambio tan radical de sentimientos de los personajes, las resoluciones a los conflictos demasiado rápidas. Me pareció que la historia estaba contada muy por encima, a las apuradas. Me he quedado con ganas de conocer más a los personajes secundarios, porque al final apenas son una mención que parece no importar en la historia. Sobre todo el rey (el padre de Aurora): entiendo que esté cegado por el poder; pero quizás si se hubiera hecho un poco más de énfasis en por qué “cambió” tanto… no lo sé.
Maleficent es entretenida, tiene un buen mensaje y es la típica película que puede esperarse de Disney. Angelina está muy bien, me han gustado sus gestos y cómo interpretó su personaje. Como esperaba, es lo mejor de la película. ¿Esperaba más? Creo que esperaba algo… diferente.
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