La continuación de Nymphomaniac empieza sin rodeos, directamente llevándonos a donde nos había dejado. Y no sólo eso: en tres escenas, Lars von Trier nos lleva de paseo por su propio cine con imágenes que ya hemos visto en otras de sus películas, nos da una clase de iconografía, y nos mete de nuevo en la conversación con la pregunta que me hacía en la primera parte: ¿es un diálogo, o Seligman es simplemente un personaje que sirve para explicarnos los conceptos a los que asociar la historia?
Sin embargo, von Trier nos guarda una sorpresa: el dialogo de la ninfómana es con una persona asexual. Antagonismo y equilibrio que ya estaban presentes, pero que no habían sido explicados hasta ahora. Y despierta nuestra curiosidad por saber más acerca de Seligman.
Como en la primera parte, me quedaría con varias frases del guión. Pero lo que más me gustó fue la escena en la que se habla de la hipocresía del ser humano. Soy de las que defienden que von Trier escandaliza por no seguir las reglas, por echarnos en cara todo aquello que ocultamos y negamos como sociedad. Y en esa escena pone en boca de los personajes palabras que lo confirman.
Charlotte Gainsbourg se entrega por completo a von Trier, no hay nada que no haga por él. La entrega de esta actriz es increíble, se presta para los papeles más duros sin dudar. Estoy acostumbrada a la incomodidad y a la violencia del cine de von Trier, y en la segunda parte de Nymphomaniac no faltan escenas en las que lo he pasado mal.
Me maravilla como despierta en mí esa necesidad de continuar viendo a pesar de todo, cómo espero con ansias su próxima película a pesar de saber que me hará sufrir. Y me maravilla como sólo con la música ha logrado despertar mi memoria y el pánico en la escena del bebé en el balcón. Lo pasé fatal. Y, por supuesto, me encantó que se auto-homenajeara (y descubrir que tengo más frescas sus películas de lo que pensaba).
Me gustó que el cambio de actores (Charlotte y LaBoeuf) no fue al mismo tiempo. Cada personaje tuvo una evolución diferente, y eso esta reflejado en el momento en que cambian los actores que los interpretan. Por cierto, Gia LaBouef me ha gustado. No esperaba que me gustara su trabajo.
Y, por supuesto, me encanta la reflexión final, la comparación entre el hombre y la mujer. Me ha gustado que durante la película nos muestra otra perspectiva y nos hace reflexionar sobre la forma en que vemos el mundo. No es novedad, el cine de von Trier siempre lo hace.
Excelente final. Me ha parecido perfecto. Nymphomaniac no decepciona. Todo lo contrario. Son 4 horas que merecen completamente la pena. Y que no os engañen, hay mucho más que un par de escenas de sexo "explicito" en Nymphomaniac.
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