En mi mundo, el talento de Anne Hathaway es indiscutible. Sobre todo desde que la vi junto a Hugh Jackman en los Oscars. Por eso, cuando ambos fueron fichados para Les Misérables, supe que iba a ser un éxito. No me equivocaba.
El musical no defrauda, y si bien pensaba que podía llegar a hacerse largo, las apariciones de Helena Bonham Carter y Sacha Baron Cohen me entretuvieron tanto que no me di cuenta del paso del tiempo. ¡Qué grandes que son! ¡Qué graciosos! ¡Qué bien que lo hacen! Y no sólo ellos: todos, incluido Russell Crowe me han gustado. ¿Por qué digo “incluido Russell Crowe”? Porque no creía que su voz –grabada en directo- fuera tan buena como resultó ser.
La verdad es que eso del directo me daba un poco de miedo y no terminaba de creérmelo. De hecho, aún no me lo creo. Simplemente porque quizás tengo la mente cerrada y pienso que el actor de cine no es capaz de hacer lo mismo que un actor de teatro con tantas cámaras y cortes de por medio. Pero, aún si los actores no cantasen directamente en escena, creo que la película está logradísima. Me ha gustado mucho. Destaco la fotografía, el vestuario, el maquillaje graciosísimo de Helena y Sacha, y la puesta en escena.
Merecidas totalmente las nominaciones obtenidas para los premios, especialmente las de Anne Hathaway. Espero verla recoger los que le quedan, porque se los ha ganado en el poquito tiempo en pantalla que tiene su perfecta Fantine.
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