Los noventa fueron los años en los que el cine vivió la evolución al digital, pero también en los que se exploraron las emociones humanas a través del terror y el romance. Mark Cousins comienza el recorrido por esta década contándonos cómo fue la muerte del celuloide. La primera parada de esta hora de Story of Film: An Odyssey es Irán, y la primera película que vemos: Sib, de Samira Makhmalbaf. Lo curioso de esta película es que es una reconstrucción de hechos reales, con los protagonistas interpretándose a sí mismos (que no es lo mismo que un documental). También nos cuenta cómo el padre de la directora hizo una película similar, junto a un policía al que había apuñalado (desde el punto de vista de la víctima y del atacante).
Luego pasamos al cine de Abbas Kiarostami, quien insiste en que su cine sea lo más realista posible. Insiste en no entrometerse en el trabajo de los actores, dejarles hacer y mantenerse al margen. Nos habla de Khane-ye doust kodjast?, otra película en la que la realidad se dobla a sí misma. Nos cuenta cómo de una película nació otra, y de la segunda una tercera. Las tres basadas en hechos reales, las tres tratando el tema de la complejidad de la realidad y cómo las cámaras pueden cambiar una vida. La forma en que describe el cine de Kiarostami, cómo habla de la época, es tan poética que atrapa al espectador.
La siguiente parada de la odisea es Hong Kong. Nos detenemos en el cine de Wong Kar-wai, y su estética influenciada por el diseño gráfico, el color y la composición. Fa yeung nin wa es descrita por Cousins lentamente, imitando el ritmo de la película. Maravilloso. De allí nos vamos a Taiwán, con Tsai Ming-liang. Nos habla de la tensión creada por los planos estáticos de larga duración, de la fascinación por las emociones humanas y el realismo. Tsai nos dice que quiere capturar cómo estamos perdiendo la capacidad de sentir, nos habla de su interés por el cuerpo humano, por el ser humano: cómo y por qué lo retrata.
De allí nos vamos a Japón, donde nos metemos en uno de mis géneros favoritos: el terror. Confieso que me emocionó que dedicara parte de la odisea al terror japonés, porque creo que es uno de los más fascinantes. Cousins repasa Tetsuo y su secuela, películas influenciadas por el cine de Cronenberg. Por supuesto que nombra a Ringu, la película más importante del terror japonés de la época. Nos habla de sus influencias y las técnicas utilizadas. Nos habla del contrapunto calma/violencia, elemento que lo distingue del resto del género.
Más adelante nos vamos a Copenhague, junto al movimiento que decidió volver a las bases del cine: Dogma. Nos cuenta sus normas: cámara en mano; pantalla más estrecha; sin decorados, atrezzo, música, iluminación o flashbacks; y el director no debe aparecer en los títulos de crédito. Repasa Breaking the Waves y su montaje tan particular, que rompe varias normas cinematográficas establecidas. Lars von Trier nos explica que su punto de partida no era estilístico como el de Godard, sino simplemente liberal. Y Dogville (mi favorita del director), con su osadía de contarnos una historia sin decorados. El propio Lars von Trier nos confiesa que las protagonistas de su cine son parte de sí mismo; que prefiere a las actrices por su docilidad, entrega e intuición; y que adora hacer cine incómodo –¡vaya sorpresa!-.
En Francia nos encontramos con La Haine, retrato de una realidad alejada del París poético que suele mostrarnos el cine. Nos enseña sus influencias clásicas, la ilusión del espejo. L’Humanité es la siguiente película que nos presenta, con casi los mismos elementos; pero en color. La directora Claire Denise nos cuenta su experiencia, cómo su vida influyó en el cine que hace y en cómo retrata la realidad.
De Francia nos vamos a Polonia, donde nos presenta la curiosidad de Victor Kossakovsky, que decidió retratar con el estilo del documental a todos aquellos nacidos en el mismo día que él: Sreda. Nos muestra también cómo trabaja Michael Haneke, cómo planifica cada una de sus escenas, cómo las rueda. Por supuesto, menciona Funny Games y su escena del rebobinado, a la que compara con la escena de la cinta quemada de Persona, de Ingmar Bergman.
Mark Cousins cierra el capítulo de la muerte del celuloide hablándonos de cómo también significó, en cierto modo, la muerte del ser humano como protagonista del cine y el nacimiento de la fantasía junto al digital. Es quizás la hora más triste de todas las de la odisea, quizás porque a Cousins le duele –como a varios de nosotros- la muerte del celuloide. Es una hora reflexiva, nostálgica, con muchas miradas al pasado.
Pero, claro, la vida continúa. Y cada final es un nuevo comienzo. La muerte y la vida también coexisten en el cine. La siguiente parada en el viaje junto a Mark Cousins en su Story of Film: An Odyssey es asistir al nacimiento de un nuevo soporte cinematográfico, y todo lo que ese nacimiento a traído consigo. ¿Lo descubrimos juntos?
Comentarios
Publicar un comentario
¡Habla! ¡Te leo!