Andrew Garfield me impactó desde el momento en que vi Lions for Lambs, y desde entonces creía haber visto casi todo lo que ha rodado hasta el momento. Sin embargo, había pasado por alto Boy A, y desde el instante en que comenzó la película me pregunté cómo pude vivir todos estos años sin ver a Andrew hacer este papel. Creía que la nueva generación de actores había quedado corta en cuanto a varones talentosos; pero confirmo que me equivocaba: Andrew Garfield tiene muchísimo para dar, y ya lo está demostrando.
Me encantó verle hacer un papel en el que tenía que mantener el equilibrio entre la inocencia de haber estado alejado del “mundo real” y tener un secreto inconfesable, una experiencia que quita toda la inocencia a otra persona. Y me encantó verle hacerlo de un modo en el que logró hacerme empatizar con su personaje, querer protegerle. El montaje de Boy A, la historia, permite que el espectador en cierto modo atraviese la misma montaña rusa de emociones que el protagonista, y la interpretación de Andrew Garfield hace que uno realmente sienta todo eso que su personaje está viviendo.
Los flashbacks en la historia no terminaron de gustarme. Si bien aportaban algo, creo que no estaban montados en los momentos adecuados, creo que la película podría haber funcionado sin ellos. A pesar de eso, la película me gustó, y me permitió comprobar que Andrew era tan bueno como creía cuando le veía haciendo papeles secundarios hace algunos años. Boy A no será de lo mejor que ha salido del Reino Unido, pero no tampoco me aburrí viéndola.
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