En la séptima hora de Story of Film, Mark Cousins nos lleva a conocer el cine de finales de los 50 y los años 60. Nos mete en el mundo de Ingmar Bergman, con Lars Von Trier como comentarista, y mostrándonos dibujos del director. Nos habla de la modernidad, de la sexualidad y los cambios de la época. Nos cuenta cómo Bergman inspiró a Godard, repasa el cine del sueco y su punto de vista sobre religión, mortalidad, de lo personal que era su cine (de paso, os recomiendo leer Ingmar Bergman, el último existencialista).
Luego nos lleva a Francia, donde nos habla del cine de Bresson. Nos habla de cómo su cine no tiene adornos, y se centra en el encarcelamiento como tema principal. Nos dice que “limpió la Historia del Cine” a través del simple hecho de simplificar las escenas y quitar adornos. Nos habla de que los directores se centran en hacer cine para contar historias, con el actor como elemento complementario, y cómo debería ser lo contrario: las historias no existirían sin alguien que las cuente, sin actores que les den vida.
Nombra a cuatro directores modernistas: Bergman, Bresson, Tati y Fellini. Nos habla del circo como la visión del mundo de Fellini (ese mundo tan freak que tantos admiramos). Y, por supuesto, habla de Le notti di Cabiria como el gran ejemplo del cine modernista del italiano. La forma en la que relata la película (una de mis favoritas) hace que uno muera de ganas por verla. Y cómo Claudia Cardinale cuenta lo que era trabajar con Fellini contagia las ganas de participar de ese mundo maravilloso que creaba el director.
Hacia la mitad de la hora, Cousins se mete en el mundo de la Nouvelle Vague, presentándolo a través de Agnes Varda y su Cléo 5 à 7. Y después de hablarnos de Varda y Resnais, nos habla de Truffaut y sus 400 Coups (instertar suspiros aquí). Luego, dedica gran parte del tiempo en hablar de quien llama “el mayor terrorista del cine”: Jean Luc Godard. Nos cuenta por qué es uno de los directores más fascinantes de la Nouvelle Vague, cómo utiliza recursos cinematográficos simplemente porque son bonitos, y cómo rechaza al cine convencional para crear un universo cinematográfico (una nueva ola).
La forma en que describe a Pier Paolo Pasolini cuando introduce el cine italiano de los 60 es perfecta, sobre todo porque luego nos invita a conocer el modo en el que trabajaba a través de Bernardo Bertolucci, quien fue su asistente. Nos cuenta que Pasolini era muy religioso, y cómo recurrió a Il vangelo secondo Matteo.Y, lo más curioso del episodio: nos cuenta que rodando conocieron a un amigo de la infancia de Pasolini, un personaje que también tiene su oportunidad de hablar sobre el director.
Después nos lleva al Spaghetti Western de Sergio Leone y se detiene en la forma en que encuadraba, cómo explotaba el espacio y el fondo para crear dramatismo. Nos muestra la escena de apertura de Once Upon a Time in the West, y cómo logra detener el tiempo. Otra vez Cardinale y Bertolucci nos sirven de comentaristas para entender la técnica de Leone.
Nos habla de Luchino Visconti, de su cine influenciado por la ópera y su visión del mundo aristocrática. Su simpatía por los pobres, su fascinación por la aristocracia y su repugnancia hacia ella. Nos muestra cómo utilizaba la grúa para mostrarnos el mundo de la forma en que él lo veía. Compara esa visión del mundo con la de Antonioni, más abstracta y desde los bordes. Nos muestra cómo Antonioni abandonaba a los personajes, les dejaba fuera del encuadre, dispersándose y disolviéndolos en el espacio.
Por último, nos trae a España y la comedia, que dominaba el cine de la época. Nos habla de cómo los directores buscaban la forma de contar sus historias a pesar de la censura, cómo criticaban al franquismo a través del “esperpento”. Nos habla de cómo Almodóvar y su ¿Qué he hecho yo para merecer esto! tiene mucho de El Cochecito.
Cousins cierra el capítulo mostrándonos la “muerte” de la nouvelle vague a través de La maman et la putain, con una escena del maravilloso Jean-Pierre Léaud. Y nos dice adiós hablando de cómo los sesenta habían muerto para unos; pero nacían para otros. Así, nos invita a seguir viendo su Story of Film, porque nunca acabas una hora de Historia del Cine con Mark Cousins sin ganas de ver más.
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