En la segunda parte de la odisea de Mark Cousins a través de la Historia del Cine, el director nos lleva a recorrer una de las décadas más importantes (1918 – 1928). En ella, nos cuenta un poco más acerca de Hollywood y sobre las diferentes visiones que formaron parte de la época.
Nos habla de dos genios del cine mudo. Bueno, no, de tres: Buster Keaton, Charles Chaplin y Harold Lloyd. Lo mejor de todo es que no se detiene a compararlos, como solemos hacer los mortales. No. Simplemente nos cuenta qué hicieron cada uno, nos enseña cómo influenciaron a otros, y cómo dejaron su huella en la Historia del séptimo arte.
Nos habla de la visión económica de los estudios, del sistema de producción, y de cómo el objetivo era entretener para hacer caja. Y, sin detenerse demasiado en los estudios, nos lleva a conocer a los primeros “rebeldes”. Nos enseña cómo Nanook of the North logró que el cine documental se considerase parte del arte cinematográfico. Nos muestra de qué modo el cine documental ha sido de los más innovadores. Y luego se detiene en directores más “austeros”, esos “rebeldes” que rompieron el molde del cine majestuoso y teatral. Esos que nos regalaron obras sencillas, llenas de emotividad.
Recuerdo que en una de mis primeras clases de Historia del Cine vimos Nanook y La Passion de Jeanne d'Arc. Recuerdo que mis profesores hablaron de ellas casi como lo hace Cousins en The Story of Film. Casi, porque no dedicaron parte de la clase en contarnos cosas como que Nanook tenía escenas que estaban planificadas; o que La Passion de Jeanne d'Arc fue rodada enteramente en silencio, ni que los actores pronunciaron exactamente las mismas palabras del juicio a Juana de Arco. Quizás no lo sabían, porque conociéndoles como les conozco, lo habrían mencionado (mis profesores son apasionados del cine, al punto de ponerse a señalar la pantalla entre saltitos para mostrarnos un detalle que escapa a los ojos de los espectadores. True story).
Con comentarios de Stanley Donen –verle sentado junto a un cuadro de Fred Astaire me encantó- y de Lars Von Trier, entre otros, este capítulo de la historia se me hizo corto. No sé si es que me sorprendió menos que el anterior por la falta de cine “nuevo” (a mis ojos). Aunque menos “informativo” que el anterior, os puedo decir que sigue valiendo la pena. Sobre todo por cómo nos enseña la historia, sin centrarse demasiado en los detalles que todos conocemos. Y sí, he sacado un par de títulos que TENGO que ver cuanto antes.
(Por cierto, la imagen con la que ilustro esta entrada es de Citizen Kane. Sé que es veinte años posterior; pero esa escena es mencionada durante este episodio y no pude evitar elegirla, por motivos obvios)
¡Gracias por seguirme! :)
ResponderEliminarMe pasaré por tu blog a echar un vistazo, ¡por supuesto!