À bout de souffle es una expresión en francés que significa “Sin aliento”. En inglés la película recibe la traducción literal. Sin embargo, en español se han decantado por “Al final de la escapada”, un pequeño spoiler.
À bout de souffle comienza con Michel (Jean-Paul Belmondo) robando un coche, cantando en español, y planificando lo que hará con el dinero que obtendrá ese día. Michel está enamorado de Patricia (Jean Seberg), y quiere ella le acompañe a Roma. Patricia estudia en la Sorbona, y no debería acompañarle. Pero Michel debe irse sí o sí: le busca la policía porque es sospechoso de un asesinato.
Aparte de pasarme la película observando a Belmondo con ese eterno cigarro en la boca, y de fijarme en el acento de Jean Seberg, lo que me gusta de À bout de souffle es que se detenga en los detalles, que se acerca a los personajes y nos deja verlos a distancias cortas. Me encanta que el montaje es brusco, descuidado, y que sin embargo eso importe poco. Sí, es una marca registrada de la Nouvelle Vague y de Godard; pero la forma en que lo hace en esta película es único.
Hay que sumarle que nos cuenta la historia de un fugitivo y que estamos toda la película sin aliento, esperando que en cualquier momento aparezca la policía y le detenga. Porque, no sé vosotros, pero yo me paso la peli pensando cómo puede ser que no le hayan atrapado aún. Otra cosa que me encanta es el tono con el que se habla en el cine de Godard, y que en esta película hasta se me hace curioso: hablan con calma, como si lo que estuviese pasando en la historia fuese ajeno a lo que están diciendo. No hay tensión para los actores, en ningún momento. Y sin embargo, la película en sí es una constante tensión por el peligro que corre el protagonista. Y el final… no está al nivel de otro similar del director -que los que habéis visto la peli de la que hablo, lo reconoceréis-; pero está bastante cerca.
Y a pesar de que me encantan muchas cosas de esta película, es quizás una de las que menos me atraen del movimiento (cosa extraña, considerando que trabajaron en ella Truffaut, Chabrol y Godard). Aún así, quería hablaros de ella, porque es una de las imprescindibles de la historia del cine y merece la pena que le deis una oportunidad. Quién sabe, quizás os guste.
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