Esperaba ansiosa lo nuevo de Almodóvar. Los abrazos rotos me había dejado con ganas de más, así que la espera por La piel que habito se me hizo eterna. Moría de curiosidad por ver con qué iba a sorprendernos, moría por ver a Antonio Banderas bajo sus órdenes una vez más.
¿Cómo hablar de La piel que habito sin desvelar nada de la trama? Aunque dudo que a estas alturas queden personas que no la hayan visto. Diré que me pareció un guión bastante simple para lo que acostumbra escribir Pedro Almodóvar, o que ya me acostumbré a sus historias. Que el final es bastante predecible, a la par que bonito. Que visualmente me conquistó, como todo lo que ha hecho Almodóvar estos últimos años. Y que, para lo retorcido del tema, me pareció una película sencilla y muy bonita.
Antonio Banderas está muy bien en su papel, aunque quizás un poco “blando”. Imaginaba a su personaje más frío. Aunque también entiendo que sea así, dada su relación con Vera (que no analizaré para no contar toda la película). Elena Anaya al principio me resultaba incómoda, pero a medida que comprendí la historia tenía sentido que así fuese.
En resumen, creo que la película, dentro de su sencillez, sigue manteniendo la esencia de Almodóvar. Dicen que con los años los directores de cine se ponen más profundos y se animan a otras cosas. Creo que Almodóvar está evolucionando hacia algo un poco más “comedido” dentro de su estilo, y quiero seguir viendo sus creaciones, ver hacia dónde nos lleva.
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