No hay palabras para definir lo grato que fue descubrir The King’s Speech. No sólo porque los actores hacen un trabajo maravilloso y porque a pesar de su estilo conservador ha innovado, sino porque cuenta una historia con la que algunos podemos sentirnos identificados.
La historia de una persona que creció sintiéndose menos que el resto, que no tiene confianza en sí misma, y que debe enfrentarse a retos a los que parece no estar dispuesto. Una historia sobre la amistad entre dos personas completamente distintas, en la que ambos conocen el mundo del otro. Una historia que habla de superar nuestros miedos y enfrentarse a aquello a lo que más miedo tenemos.
La actuación de Colin Firth y Geoffrey Rush es excelente. Sobre todo la de Colin, al que ya veo recibiendo su merecido Oscar. El tartamudeo, el carácter, las emociones que pone a su personaje… Sin palabras, me ha dejado fascinada. Geoffrey también está fantástico en ese personaje carismático y diferente, ese tipo de personajes que le alegran a uno la vida.
Helena Bonham Carter maravillosa. Comedida como pocas, controlando y canalizando a una reina cercana, que tiene mucho más humanidad que cualquier reina que he visto hasta ahora en el cine. Siempre me sorprendo gratamente al verla dominar papeles más “normales”, en los que demuestra que puede con lo que sea que se le ponga delante.
Realmente he disfrutado muchísimo viendo esta película. No sólo por mi afición a la Historia y sus personajes, sino también por el gran trabajo realizado por todo el equipo. Me ha fascinado encontrarme con planos que sorprenden al ojo humano y me hacen sentir incómoda, cuando es justamente eso lo que el director quiere comunicar -esos mensajes que muchas veces otros evitan para no ser tan sutiles-. Me he reído y me he emocionado. He querido aplaudir a Colin Firth hasta rabiar, como si él estuviese allí para verme. Y quiero verlo llevarse ese Oscar. Se lo merece.
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