Sabes que estás viendo a una gran actriz cuando con sólo un gesto es capaz de arrancarte lágrimas. Y eso fue lo que me ocurrió con Jeanne Moreau. ¿Qué decir? Una película sobre una familia rota por el Holocausto, un hijo obsesionado por reconstruir la historia, una mujer que se mantiene en silecio… Una película tan francesa, que nos deja con ganas de pensar en todo lo que no nos dice literalmente, que nos permite leer entre líneas e interpretar nosotros mismos las sensaciones que nos despierta.
Películas como ésta hacen que ame cada día más el cine francés. Sobre todo cuando tratan un tema que me interesa tanto (la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto). Hermosa.
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