Un día, aún trabajando para Disney, Tim Burton visitó a su dentista. No sé si le habían sacado una muela o qué, sólo sé que Tim decidió que era más divertido dejar que su sangre fluyera libremente en su boca y cayese sobre su camisa, que parar la hemorragia. Sus compañeros de Disney, en lugar de hacerlo entrar en razón, hicieron fotos. Sé que es bastante asqueroso; pero es una de esas cosas por las que adoro a este hombre: HACE LO QUE SE LE DA LA GANA.
Se pueden agrandar, las dejo pequeñas aquí por si impresionan demasiado:
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