ELFMAN: Supongo que hay una cierta nostalgia por el cine temprano. Algunas de esas películas se mantienen y otras no.
BURTON: Hay ciertas películas que realmente no lo han hecho. Pero las que realmente amas, creo que sí lo hacen. Obviamente, el ritmo de las películas se ha hecho más rápido; pero las viejas tienen un paisaje onírico más lento que te va atrapando. Cuando ves películas más viejas, no piensas, “Cielos, desearía que este corte fuera más rápido”.
ELFMAN: Se hace más difícil enseñárselas a nuestros hijos, porque esperan un ritmo que no existía entonces y tienen que superar eso.
BURTON: Eso es verdad. Incluso antes de que los niños vean una película, ya están acostumbrados a los videojuegos y eso. Así que la noción de un ritmo más lento ya no existe. Es lamentable, porque hay algo muy introspectivo en las películas que te dan la posibilidad de soñar.
ELFMAN: ¿Solías andar por el cementerio cuando eras un niño, verdad? Asumo que era porque allí era muy pacífico y calmo, que ir al cementerio te permitía ser introspectivo.
BURTON: La gente piensa que es mórbido, pero era más una quietud excitante. Había misterio en torno a él, una yuxtaposición entre la vida y la muerte en un lugar en el que se suponía que no debías estar.
ELFMAN: ¿Llegaste a creer –o medio creer- en fantasmas?
BURTON: Sí. He visto y sentido cosas. Creo que a la mayoría de la gente le ocurre. Creo que se trata de cuánto lo suprimes. No ando por ahí diciendo “Dios mío, he sido abducido por un OVNI”, o “He visto unos fantasmas”.
ELFMAN: ¿Sentiste algún espíritu en el cementerio donde ibas?
BURTON: Sientes una energía. Mucha gente dice: “Sólo son un montón de personas muertas; es extraño”. Pero en mi caso, hay una energía que no es extraña u oscura. Tiene un sentido positivo. Es como el Día de los Muertos. Eso, para mí, es la idea correcta. Es una celebración. Es mucho más ligera. Hay humor de por medio –color y vida. Hablamos de eso cuando hicimos Corpse Bride [2005]. Iba más dirigida hacia la cultura del Día de los Muertos, que es mucho más positiva.
ELFMAN: Una vez, hace mucho tiempo, entramos a una habitación en los Estudios CTS que se suponía que estaba poseída por el espíritu de un niño. ¿Recuerdas? Todos en el estudio nos hablaban de ella, así que fuimos allí y nos paramos en esa habitación oscura y tenebrosa por un rato. No ocurrió nada –como ocurre normalmente. ¿Alguna vez estuviste en una habitación donde podrías haber tenido una experiencia?
BURTON: He estado en ciertas habitaciones de hotel en Venecia.
ELFMAN: ¿Lo hiciste con toda intención?
BURTON: Creo que cualquier vez que lo intentes, nada ocurrirá. Siempre parece ocurrir cuando estás como abierto pero sin pensarlo. Así que no, nunca organicé una sesión de espiritismo.
ELFMAN: Quiero preguntarte acerca de Vincent Price. Cuando te conocí, me contaste que era un héroe para ti. Luego vi el corto animado que hiciste, Vincent [1982], que estaba inspirado en él. ¿Estuviste planificándolo mucho tiempo?
BURTON: Obviamente está basado en la sensación de ver sus películas. Me siento conectado con él, y eso me ayudó a avanzar en la vida. Lo había escrito y hecho en una especie de libro de cuentos o al modo de los storyboards, y decidí enviárselo. No tenía idea de lo que podría ocurrir. Era más factible que no respondiera, pero respondió casi inmediatamente, y parecía entenderlo. Eso me hizo sentir muy bien. No lo veía como algo típico de un admirador. Por eso es que fue realmente especial para mí. Es difícil que tus proyectos funcionen –y también es difícil conocer a alguien que admiras. Nunca sabes cómo serán. Podrían ser unos completos gilipollas, ¿sabes? Pero el fue genial y me apoyó mucho, y aunque se trataba de un cortometraje, me ayudó a conseguir que se hiciese. Esa fue mi primera experiencia en este tipo de mundo, y fue una muy positiva. Se queda en tu mente para siempre. Cuando las cosas se ponen difíciles, todo lo que debes hacer es recordar esos momentos –esos momentos surrealistas y especiales- y ellos te ayudan a seguir adelante. Descubrir que alguien como Vincent Price, que ha estado en la industria del cine por millones de años, y ver que aún era un tío interesante –que le interesaba tanto el arte, y ayudar a esta universidad al este de Los Ángeles, aportando muchísimas piezas de arte, y aún curioso sobre todo –te ayuda a seguir adelante cuando te sientes deprimido.
ELFMAN: En la escuela de arte tuviste una epifanía, donde no te importaba más dibujar del modo que los profesores pretendían que lo hicieses. ¿Qué ocurrió exactamente?
BURTON: Fue el mercado del pueblo. Fuimos a dibujar gente. Estaba sentado allí, frustrándome intentando dibujar del modo en que me decían que lo hiciese. Así que me dije: “Que los follen”.Me sentí como si hubiese tomado una droga y mi mente se hubiese expandido de repente. Nunca me ha vuelto a ocurrir algo similar. Desde ese momento, sólo dibujaba de un modo diferente. No dibujaba mejor, sólo dibujaba diferente.. Me liberaba el que no me importase. Me recuerda a cuando dibujas siendo un niño. Los dibujos de los niños son muy buenos. Pero en algún momento, los niños mejoran, o dicen: “No puedo dibujar más”. Bueno, eso es porque alguien te dijo que no podías –no significa que no puedes. Eso me enseñó a ser fiel a lo que está en mí, ha dejarlo florecer del mejor modo posible. He esperado que ese sentimiento regresase desde entonces, y aún no lo ha hecho. Al menos ocurrió una vez. [Ríe] Literalmente ocurrió en ese momento; los dibujos cambiaron justo allí.
ELFMAN: Entonces, interesante, te hiciste animador de la Disney. Claramente no pegas con su estilo, pero tus talentos tampoco pasaron desapercibidos.
BURTON: De nuevo, es una de esas cosas extrañas acerca del momento en el que ocurren. Si hubiese ocurrido en cualquier otro punto de la historia de la compañía, probablemente hubiera sido despedido. Pero la compañía carecía de dirección entonces, y yo estaba bajo el ala de un gran animador, Glen Keane. Era algo así como su asistente, y el intentaba ayudarme a dibujar zorros y hacer todo eso, pero era inútil. Eventualmente lo notaron, también, pero en lugar de despedirme, me dieron otros proyectos porque les gustaban mis dibujos. Eso duró un año. Y luego dibujé donde quise por un par de años. Y eso fue muy formativo porque de todo eso salieron cosas como The Nightmare Before Christmas y Vincent.
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