Love and other disasters es definitivamente una de mis películas favoritas. No sólo porque está ambientada en mi ciudad favorita -Londres-, sino porque además combina a Brittany Murphy, un vestuario que me encanta (exceptuando el vestido rosa y negro con moñito que lleva Brittany al final), y ese humor y estilo tan británico que me encantan.
Siguiendo con mi estado de ánimo femenino, hace unos días recurrí a esta joyita que siempre tengo a mano para elevarme la moral y sentirme inspirada. Y descubrí que sigo riéndome con las mismas cosas que me reí las primeras dos veces que la ví -que fueron dos veces en la misma semana, por cierto-, que sigo adorando a Jacks tanto como el primer día, que esos amigos extraños que son típico ingrediente en un film británico siguen pareciéndome geniales (no me canso de verlos en Notting Hill, Four Weddings and a Funeral, Bridget Jones y tantas más) y que, si bien no es lo más original que se ha visto, me sigue resultando muy fresca.
¿Por qué no me canso de verla? No lo sé. Sus diálogos son dinámicos, las situaciones casi que impredecibles, los personajes resultan cercanos... Esta fue la película que me confirmó que debo mirar más comedias británicas, porque se está convirtiendo en uno de mis géneros favoritos.
Si bien puede que esta película no obtuviera el éxito de otras, creo que tiene todos los elementos para competir con ellas y para convertirse en un clásico del género. Y no me cansaré de recomendarla a todo el que quiera escucharme.
Si bien puede que esta película no obtuviera el éxito de otras, creo que tiene todos los elementos para competir con ellas y para convertirse en un clásico del género. Y no me cansaré de recomendarla a todo el que quiera escucharme.
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