Seis años fueron los que compartí con estas cuatro fantásticas mujeres. Carrie Bradshaw pasó de ser un personaje que me fascinaba a ser la mujer que aspiro ser. Amo New York desde que ellas me mostraron que la vida puede ser fascinante en una ciudad tan atractiva. Es un sacrilegio haberme tomado tanto tiempo para verla.
Y llegó el día. Y a pesar de que lo que leí sobre la película me desanimaba, realmente me gustó.
Digamos que se trata de la condensación de lo que pudo haber sido una temporada. Digamos que no cambió mucho y que los personajes siguen siendo igual de frescos que siempre. Y afirmemos que quien no ha seguido la serie no conectará con la película.
Y al que dice que es vacía... ¿qué película femenina (las clásicas chick-flicks) no lo es? Tiene todos los ingredientes para que una mujer que disfrute del género la quiera ver: ropa fantástica, accesorios, amores rotos, reencuentros, amistad femenina, escenas de cambio de look y pases de ropa, finales felices y otros no tanto. ¡Si hasta me emocioné igual que el personaje de Jennifer Hudson cuando Carrie le regaló el bolso Louis Vuitton!
Las chicas siguen siendo igual de fantásticas y llenas de vida, quien conoce bien la historia disfruta muchísimo de las clásicas aventuras de Samantha, de la ternura de Charlotte; y sufre como si fuera Carrie o Miranda sus desventuras amorosas.
No sé si me interesa ver la secuela, pero debo reconocer que frente a las patéticas imitaciones de chick-flicks que han surgido últimamente, ésta película no me parece tan mala. Ojalá mis amigas y yo lleguemos a los cuarenta y seamos tan divertidas como estas cuatro actrices.
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