Desde que tengo memoria soy admiradora de Stephen Hawking. Siempre me fascinó ese hombrecito tan inteligente, que sabe tanto sobre el universo y tiene teorías que, aunque no entiendo completamente, me invitan a leer lo que escribe y a escuchar sus conferencias siempre que puedo. Le admiro, además, por su fortaleza y por no dejar que nada le detenga.
Sólo había visto una película sobre su vida, y recuerdo que lloré muchísimo. Tanto, que imaginaba que iba a llorar aún más con The Theory of Everything. Pero, sorprendentemente, me descubrí sonriendo de oreja a oreja con la historia de Stephen durante muchas escenas, y ¡hasta soltando carcajadas! (venga, va: también he llorado un poquito).
Eso me gustó: ver su historia sin ver un melodrama. Ese es un retrato digno de Stephen Hawking. Verle tanto a él como a Jane como una pareja normal, que se fue enfriando, que fue cambiando con el paso de los años como le puede pasar a la pareja de cualquiera, es algo que se agradece.
Eddie Redmayne logra interpretar a Stephen Hawking tal y como es: adorable, con un humor único (y totalmente achuchable, que es lo que siempre he pensado). Su Stephen no es un genio con una enfermedad. Es la persona que admiro.
Ha conseguido interpretarlo tan bien, que hubo momentos en los que no supe dónde terminaba Eddie y dónde empezaba Stephen. Me ha dejado encantada su interpretación. Se ha notado que ha estudiado cada detalle de Hawking, que se los ha aprendido a la perfección, y que ha puesto todo de sí para interpretarlo como se lo merece. Si no se lleva el Oscar, al menos se llevará el respeto de todos.
Felicity Jones, con lo mucho que me gusta, no me ha resultado de Oscar. Está muy bien, hace un trabajo muy bueno; pero creo que el papel no es uno que destaque tanto como para que resulte siquiera nominada. Eso sí, la química con Eddie es excelente.
Me he quedado encantada con The Theory of Everything. Es la película que Stephen se merece, que le ha retratado exactamente como es, y lo ha hecho de una forma sencilla y muy bonita. A nivel técnico no me ha parecido una pasada, pero a veces no hace falta nada más que una historia interesante y un personaje maravilloso para conquistar al espectador.
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