Hoy os quiero hablar de alguien que a los que han crecido en los ochenta y noventa seguro os suena: Amy Heckerling.
Amy nació en el barrio de Brooklyn, New York, en 1954. Debido a que sus padres trabajaban muchas horas al día la pequeña Amy dividía sus días entre estar sola en casa mirando la tele y visitar a su abuela en Coney Island, donde también se pasaba mucho tiempo frente a la pantalla. Aparte de los dibujos animados, por aquella época le encantaba ver musicales, comedias y películas de gangsters.
Cuando la familia se mudó al barrio de Queens, Amy comenzó a sentirse fuera de lugar: no encajaba en el colegio y no quería estar con sus compañeros. Así que consiguió transferirse a la High School of Art and Design en Manhattan. En su primer día de clases, un profesor pidió a que los alumnos escribieran sobre qué querían ser de mayores. Amy observó que el chico que se sentaba a su lado escribía sobre ser director de cine, y fue allí cuando cayó en que eso era algo que ella también podía hacer.
Aunque ella tenía claro qué quería, sus padres se oponían. Pero no pudieron con la determinación de Amy, que trabajó duro para conseguir entrar en la escuela de cine de la universidad de New York. Y cuando lo consiguió también consiguió el apoyo de sus padres, que pidieron un préstamo para ayudarle a pagar sus estudios.
Una vez terminó la carrera, se mudó a la ciudad de Los Angeles para continuar sus estudios en el American Film Institute. Mientras estudiaba consiguió su primer trabajo, en el que se encargaba de sincronizar la imagen y el sonido de un programa de televisión.
Durante su segundo año en Los Angeles, comenzó a trabajar en su primer cortometraje, Getting It Over With. Después de la jornada laboral, se quedaba en los estudios montando el cortometraje. El día que terminó de montarlo, tuvo un accidente de tráfico que resultó en pérdidas leves de memoria. No podía recordar dónde estaban algunos de los brutos necesarios para hacer su trabajo y, como consecuencia, fue despedida.
Por suerte, su corto estaba terminado. Organizó una proyección para probarlo, y fue bien recibido. Entonces, se puso en marcha para conseguir trabajo como directora. El presidente de Universal estaba interesado en ficharla, pero necesitaba un agente. Tardó meses en conseguir uno, pero cuando lo consiguió, el trabajo fue suyo.
Entre los muchos guiones que recibió como opciones para su primer trabajo, uno de Cameron Crowe fue su elegido. Y su opera prima se conviritó en Fast Times at Ridgemont High (1982). A pesar de que el estudio no creía en la película y decidió estrenarla en pocas salas y sin promoción, fue un éxito. Y lanzó la carrera de actores como Nicolas Cage y Sean Penn.
Como suele ocurrir, la industria la encasilló, y al principio sólo recibía ofertas para dirigir películas similares a Fast Times. Amy quería cambiar de género, así que decidió que su segunda película sería Johnny Dangerously (1984). A pesar de contar con actores como Michael Keaton y Danny DeVito, esta sátira del cine de gangsters fue un fracaso.
Su siguiente trabajo fue una secuela: National Lampoons European Vacation (1985). La película no enamoró a la crítica, pero fue un éxito en taquilla. Y después, llegó Look who’s Talking (1989). La idea para el guión surgió cuando Amy estaba embarazada, y fue su mayor éxito de taquilla (según ella, recaudó tanto como “una peli dirigida por un chico”).
Amy escribió y dirigió la primera secuela de Look who’s talking, y produjo la tercera entrega. Además, se encargó de escribir la mayoría del spin-off para televisión. Se trataba de su segunda incursión en la tele: había producido, dirigido y escrito el spin-off de su opera prima, Fast Times.
Muy ptonto, Amy tuvo otra idea para tv: se trataba de contar las vivencias de los adolescentes en una secundaria de Berverly Hills, adaptando el Emma de Jane Austen. Su agente le sugirió que podía ser una buena película, y así nació Clueless (1995). Con ella obtuvo buenos resultados en taquilla, lanzó a la fama a Alicia Silverstone, y volvió a apuntarse un spin-off televisivo (Amy estuvo a cargo del guión del piloto y la direcció de varios episodios de la primera temporada.
A partir de entonces, Amy ha hecho películas románticas, comedias y varios episodios de series de televisión. También ha firmado el libreto del musical de Clueless. Su último trabajo hasta la fecha ha sido dirigir varios episodios de Red Oaks, serie que puede verse en Amazon Prime.
Puede que Amy no haya conseguido premios importantes, pero consiguió sus objetivos muy pronto en su carrera: hacer cine, y conseguir que una de sus películas lograra ingresos de la talla de los que consiguen las películas dirigidas por hombres. Además, nos ha dejado unos cuantos clásicos populares. Y aún le quedan años para conseguir apuntarse algún que otro triunfo ;)
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