Después de ocho películas se ha terminado una era. Una de las pocas sagas en las que no me dio pereza reencontrarme con sus personajes, en la que tenía ganas de descubrir cómo llevarían al cine las cosas que leía… Una saga a la que encontré cosas criticables, pero que siempre me despertaba interés. Se acabó la historia de Harry Potter. Todo ha terminado. El último capítulo de la historia, dividida en dos películas, me sabe a poco. La primera parte fue demasiado lenta, dialogada, triste. La segunda, con más acción al principio que al final. Cuando por el minuto veinte de la cinta me vi en un estado de ansiedad importante, pensé que cuando llegase el enfrentamiento inevitable que cerraría la historia me daría algo. Y fue todo lo contrario. Me resultó menos épico de lo que me lo imaginaba. Muy simple, con menos despliegue que el resto de la película (y las anteriores). Me sobró ese final. No sé. Quizás porque tenía esperanzas de que fuese diferente. Me quedé con mis teorías mentales...
"Si el Cine consigue que un individuo olvide por dos segundos que ha aparcado mal el coche, no ha pagado la factura del gas o ha tenido una discusión con su jefe, entonces el Cine ha alcanzado su objetivo"~ Billy Wilder