The Overnight me superó. Después de verla, necesité de un tiempo para procesarla. No porque sea dura, sino porque pasa demasiado y la confusión que transmite me caló hondo. Ocurren tantas cosas -y a cuál más extraña- durante la noche en la que se desarrolla la mayoría de la película, que al terminar uno se queda con la sensación de que acaba de pasar una noche en vela y no el poco más de una hora que dura la cinta.
Patrick Brice fue capaz de crear una comedia que incomoda, que despierta carcajadas, que deja incrédulo al espectador. Y lo ha hecho de una manera en la que es imposible que uno no sienta que acaba de pasar la noche con esos cuatro personajes. La tensión, la curiosidad y las sorpresas son constantes, y no todo es tan sencillo como parece: se ven venir cosas, pero siempre con un giro.
Taylor Schilling y Adam Scott logran que uno se identifique con ellos, que se lo pase mal junto ellos. Y Jason Schwartzman logra crear un personaje que, si bien al principio parece él mismo, tiene muchísimos matices. No es sorpresa que haya sido su trabajo el que más me ha gustado.
The Overnight no es una película para cualquiera. Es una película incómoda, pero algunos se sentirán más incómodos que otros. Invita a la reflexión. Invita a mirarse a uno mismo y a esa necesidad de encajar, de hacer amigos. Es una película que dice muchísimo entre líneas, que puede que os deje un poco agotados. Me ha resultado interesante, diferente. Me ha resultado una noche de lo más extraña y divertida.
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