Me voy bastante atrás en la Historia del Cine para recomendaros la primera adaptación sonora de una obra de Shakespeare: The Taming of The Shrew, dirigida por Sam Taylor en 1929 y protagonizada por Mary Pickford y Douglas Fairbanks.
¿Por qué la he elegido? Por varias razones. La primera, que se trata de una película que se rodó para ser estrenada como película muda y como talkie en las salas ya adaptadas a la nueva tecnología de la época. Es un ejercicio muy interesante verla con sonido e intentar descubrir dónde iban los intertítulos.
Los que conocéis la obra quizás ya estáis pensando en otras dos razones por las que la he elegido: la adaptación y el discurso final. La adaptación, porque se trata de una película que sólo lleva 500 líneas de la obra original, por lo que varios personajes han desaparecido y muchas escenas han sido eliminadas. La misma historia puede ser contada de varias formas, y la adaptación de Sam Taylor resulta ser una versión simplificada de la misma.
Y el discurso de Kate al final de la película, porque es mi parte favorita. The Taming of the Shrew es una obra que puede resultar misógina y ese discurso de Kate, el guiño a su hermana, resulta muy curioso para ser una película de la época. Al final la fierecilla no ha sido domada, y solamente nos hace creer que lo ha sido. Esta Katherine no cae en los juegos de Petruchio, y en cierto modo termina ganando la partida. Me parece un giro fantástico.
Aunque Mary Pickford no estuviera contenta con el resultado (decía en su biografía que su fierecilla resultaba ser un gatito), su trabajo me gusta. Hay que tener en cuenta que se trata de una película que tenía que ajustar el trabajo actoral a dos tipos de narración, y por tanto imagino que era muy difícil dirigir a los actores y dar con el punto justo de histrionismo. En cuanto a Douglas Fairbanks, su personaje me cae muy mal y él consigue que me pase toda la película con el gesto torcido, así que creo que puedo decir que hizo muy bien su trabajo.
Por cualquiera de las razones que indico más arriba, por simple curiosidad, o porque os da morbo saber que los protagonistas estaban pasando un mal momento como pareja y os divierte verles tirarse cosas, tenéis que verla. Os prometo que será una hora muy bien invertida.
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