La receta fue infalible:
- Un chico con un reloj por corazón, y tres reglas que cumplir a rajatabla: no tocar las manecillas del reloj, no dejarse poseer por la ira y no enamorarse.
- Una chica un poco corta de vista, que saca las espinas cuando se siente en peligro.
- Una banda sonora maravillosa.
- Georges Méliès y sus trucos cinematográficos.
- Una pizca de stopmotion.
Et voilà! Jack et la méchanique du coeur me ha conquistado. Me he quedado tarareando las canciones, las imágenes flotan a mi alrededor como las chicas aladas de la película, y el mensaje de la historia me está haciendo pensar tanto que mi cabeza está a punto de ponerse a echar humo como el reloj de Jack.
Se ha hablado muy poco de Jack et la méchanique du coeur, a pesar de que se estrenó hace más de un año en el Festival de Berlín. Es una pena. Se trata de una película que tiene un mensaje muy interesante, y que está muy bien lograda.
Tratar de hablar de ella sin contarlo todo es muy difícil, y temo que contarlo arruine la experiencia. Me limitaré a recomendarla a todo aquél que quiera escucharme (o leerme), porque se lo merece. Y sólo diré que, como buena película francesa, además de haceros pensar os regalará una historia un poco diferente a las que acostumbramos a ver.
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