La vida se construye de momentos. Naces, vives y te mueres. Por el camino te encontrarás con gente (que puede quedarse en tu vida o sólo ser parte de un capítulo), tendrás un “hogar” (quizás en diferentes sitios, quizás en diferentes partes del mundo), cometerás errores (y -ojalá siempre- aprenderás de ellos), tendrás alegrías y tristezas… la vida es esos momentos.
En un abrir y cerrar de ojos pasarán años. De repente despertarás un día y ya no serás un niño o una niña, tendrás que asumir responsabilidades y cambios, muchos cambios. Pero, en el fondo, seguirás sintiéndote tan perdid@ como cuando comenzabas a ser consciente del paso del tiempo.
Tendrás miedos, inseguridades, y gente a la que acudirás para que te ayuden. Al principio querrás vivirlo todo, rápido. Querrás crecer y disfrutar. Y cuando pase el tiempo, querrás lo contrario. Querrás guardar en tu memoria momentos. Y también sentirás la necesidad de parar el tiempo, de disfrutar más de las cosas.
Pensarás que tu vida es simplemente nacer, hacer ciertas cosas (crecer, casarte, tener hijos, dejar tu huella…). Pero, en realidad, tu vida -y la de todos, es mucho más. Es la suma de varios momentos, unos importantes y otros no tanto, que juntos escribirán tu historia.
Eso es Boyhood, de Richard Linklater.
Y está acompañada de una gran banda sonora. Como curiosidad, os dejo una playlist de un disco que el personaje de Ethan Hawke regala a su hijo, el Black Album con las mejores canciones de los Beatles en su carrera como solistas:
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