Me ha costado decidirme a ver Begin Again. Es lo que ocurre cuando te venden una película como “la nueva…” o “de los creadores de…”: que piensas que sabes más o menos lo que vas a encontrarte. Y, muchas veces, no es así. O al menos no del todo.
Begin Again es una película bonita, con un final que me ha parecido genial. No es una historia nueva: es la fusión de unas cuantas ideas ya usadas en cine. Y el resultado es bastante interesante. Sobre todo porque, si eres como yo y te planteas los desenlaces posibles para la película, descubrirás que es muy difícil acertar cuál será.
Tiene un par de secuencias que me han gustado mucho, y a un Mark Ruffalo que no puede resultar más adorable. Me ha gustado ver a Keira Knightley un poco menos “intensa” de lo normal, y estoy segura de que su mandíbula le ha agradecido el descanso.
La música de Begin Again, esencial para la historia, está bien pensada y seguro más de uno la encontrará pegadiza. Destaco las letras de las canciones y, particularmente, he disfrutado mucho de la música que “eligen” los personajes en determinadas escenas. No se me ha quedado pegada ninguna canción original, quizás porque no es el estilo de música que disfruto. De todas formas, me ha sorprendido que no terminara tarareando más que ciertos clásicos.
No quiero compararla con Once, pero no puedo evitarlo. Lo cierto es que no me ha dejado tan buena sensación, a pesar de que me lo pasé bien viendo Begin Again. Con ambas me enfrenté a la pregunta: “¿me saldrá miel por las orejas?”. Y con ambas me encontré con que no, que tienen el punto exacto de azúcar.
Y con ambas terminé sonriendo con el final aunque -en este caso- fue porque, de haber terminado como llegué a creer que terminaría... creo que hoy os hablaría de otro modo sobre Begin Again.
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