Estoy sorprendida de lo que tardé en decidirme en ver Brave. Siendo ganadora de un Oscar, estaba entre las urgentes. Sin embargo me tomé mi tiempo, a pesar de que la historia y el personaje principal me atraían. “¿Cuánto hacía que no veía una peli clásica de Disney?”. Eso pensaba mientras veía Brave. La animación de Pixar es tan Disney que lo único que la diferencia de las “clásicas” es el tipo de animación. Por lo demás, es muy clásica: la historia, las canciones, el final. Es muy Disney, pero también muy Pixar. Se nota la influencia de ambas en el resultado.
Pensaba que este tipo de historias me iba a rechinar un poco a estas alturas de mi vida; pero me descubrí metiéndome completamente. Sí me rechinó un poco la cancioncita en la secuencia a caballo. Me sobró. Habría preferido música instrumental, me pegaba más. Quizás porque en cierto modo me imaginaba la misma historia con actores de carne y hueso. Por supuesto que habría sido imposible llevarla adelante con actores, pero el comienzo de la historia me dejó imaginarlo.
Entiendo por qué ganó el Oscar. Es una película de esas que huelen a Oscar de lejos. Me gustó, me entretuvo y me pareció muy buena. Sobre todo el acento de Merida, y su pelo. Me encanta analizar el pelo en las animaciones, quizás porque siempre lo encontré difícil de dibujar. Me fascinaron los tonos, la textura. Brave me resultó una animación bastante curiosa, y el resultado muy interesante.
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