Delicatessen fue la segunda película de Jean Pierre Jeunet que vi. Obviamente, no me esperaba ver lo que vi, teniendo como base Le Fabuleaux Destin D’Amelie Poulain. Si bien es verdad que el estilo es el mismo, que se reconoce a Jeunet en ambas, son películas un poco diferentes. Un poco nada más, porque a pesar de tener elementos más “violentos”, la magia y el mundo de Jeunet es el mismo.
Delicatessen es el primer trabajo del dúo Jeunet-Caro; pero pocos saben que el primer proyecto en el que se embarcó la dupla fue La Cité des Enfants Perdus. El proyecto fue rechazado porque el presupuesto era demasiado elevado para dos directores que acababan de empezar en la industria (poca visión de los productores, ¿verdad?). El presupuesto de Delicatessen fue muy apretado: contaban con un plató bastante limitado, varios miembros de las familias de Jeunet y Caro aparecen en la película, y la mayoría de la utilería era antigua y rescatada de algún viejo rincón.
Jeunet pensó en la idea original para Delicatessen en 1988, durante unas vacaciones en los Estados Unidos: la comida de los hoteles le parecía tan mala, que la definía con la frase “sabe a ser humano”. Esa expresión fue la raíz de la idea. También se rumorea de que la película en realidad es una adaptación surrealista de The Delicate Delinquent (Don McGuire, 1957).
La idea del carnicero caníbal surge del tiempo en que Jeunet vivió en un piso ubicado sobre una carnicería. Todos los días, a las 7 de la mañana, escuchaba el sonido de cuchillos y a alguien gritar “¡Corta, corta!”. Su novia solía bromear, diciendo que estaba desmembrando a los vecinos, y que su turno sería la próxima semana.
Lamentablemente, ni Jeunet ni Caro han compartido suficientes detalles sobre el rodaje como para poder contaros más cosas interesantes. Me quedo con sabor a poco, y espero poder actualizar el post con nuevas curiosidades pronto, así que ¡seguid atentos!
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