Los telefilms son para mí lo peor. Los detesto. Son predecibles, todos iguales, y demasiado ridículos. Los actores nunca logran convencerme, aunque no sé si es culpa suya o de los directores que no les exigen lo suficiente. No sé si a vosotros os pasa igual, que los fines de semana -al menos los lluviosos- evito mirar la tele porque lo único que hay son de esas películas (aunque a veces hay excepciones, claro).
Pero mi odio hacia los telefilms no evita que de vez en cuando caiga en sus redes. Magnificent 7, con Helena Bonham-Carter (ya os he hablado de ella), es una de esas excepciones. La otra, y quizás la más importante, es The boy in the plastic bubble (1976). La vi siendo una niña, y me marcó. De hecho, no sabía que era un telefilm hasta hace poco, cuando intenté conseguirla para volver a verla.
Quizás sea también la raíz de mi amor incondicional hacia John Travolta (sumada, claro, a Look who’s talking, Grease y Saturday Night Fever, entre otras): verlo tan jovencito, en un papel que me convence con tan sólo una sonrisa.
Ese chico que nace sin sistema inmune, que debe vivir en un ambiente libre de gérmenes y tiene problemas de interacción con el mundo exterior… Puede que sea completamente ridículo; pero debéis saber que está inspirada en los casos de David Vetter y Ted DeVita. Y para más datos, fue nominada a cuatro Emmys. Además, el lazo afectivo que me une a esa película no logra que deje de considerarla mi telefilm favorito.
Ese chico que nace sin sistema inmune, que debe vivir en un ambiente libre de gérmenes y tiene problemas de interacción con el mundo exterior… Puede que sea completamente ridículo; pero debéis saber que está inspirada en los casos de David Vetter y Ted DeVita. Y para más datos, fue nominada a cuatro Emmys. Además, el lazo afectivo que me une a esa película no logra que deje de considerarla mi telefilm favorito.
Quería compartirlo con vosotros, daros a conocer una película que quizás muchos no habéis visto (creo que no conozco a nadie que lo haya hecho). Al menos por ver a un Travolta adolescente, vale la pena. La película es de dominio público, está en el Archivo de Internet junto a clásicos como Un Chien Andalou, El Acorazado Potemkin y el Gabinete del Doctor Caligari, entre otras.
Yo sí la he visto. Soy lo bastante viejo para haberla visto a finales de los años '70 en TVE. El chico recibe clases por videoconferencia (aunque aún no existía Skype) y provoca la risa de los alumnos presenciales al hacer burlas del profesor cuando este no mira la pantalla. No voy a destripar el final…
ResponderEliminar¡Sí! ¡Esa misma! Yo la habré visto a finales de los '80 o en los '90; era una niña y me marcó muchísimo.
EliminarGracias por tu comentario :)